lunes, 1 de septiembre de 2014

Relato.


Agapito, dejó la regadera heredada de su abuela abandonada en un triste rincón de su casa del campo.
Ya ni siquiera iba allí , tan atareado como estaba con el rítmo frenético de la gran ciudad.

Una regadera triste y sola, sin más compañía que el óxido que le regalaba la lluvia cada día que le llovía una intemperie de desesperanzas y olvidos de unas manos que jamás volverían a aquel jardín olvidado de la mano de Dios...

Pero Agapito era feliz por fin en la gran ciudad, y sus billetes engordaban y se multiplicaban cada vez que invitaba sus amigos a cervezas y comidas copiosas, pobre Agapito, tan sólo y perdido encontró por fin su ansiada soledad.


Bueno, me voy a ver a Agapito, que me ha dicho que hoy me invitará a una cena por todo lo alto¡¡¡

Besos.

3 comentarios:

  1. Esta es una serie de relatos espontáneos.
    Ya los continuaré otro día, me voy¡¡¡

    Un beso¡
    Y me llevo la regadera de Agapito, ( el no lo notará), voy a sembrar flores nuevas en unos macetones gordos.
    Feliz Semana.

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  2. TORO, es un relato¡¡¡
    Agapito solo existe en mi imaginación¡¡
    Me envía saludos cordiales para ti¡¡¡

    Besos y feliz semana¡¡

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