Sale un rayito de sol
pero siguen lloviendo
tristezas sobre mi alma.
Como si el frío
lo hubiera congelado todo,
las perimetraciones,
las restricciones,
los encierros,
no moverte de ciertos kilómetros
así que no estoy muy animada,
ni me salen letras,
ni me sale nada,
hay una tristeza contenida
en el aire que lo inunda todo,
encadenada a esta realidad
o a alguna peor
que pareciera que está por venir,
miedos, aislamiento,
pobreza por aflorar,
y más tristezas
que esperan
con paciencia
donde aterrizar,
y mi alma se niega
a tanta tristeza
pero no sé cómo luchar
contra ella,
tristeza, melancolía,
el frío que todo lo invade
atando la realidad
llena de amputados sueños
a la vida aplastada
por la nefasta epidemia
y busco aire que respirar
aunque esté cargado
de tristezas,
y pesen los días y las horas,
y mi corazón
se ahogue
entre distancias , miedos
y un aire congelado
separe ilusiones
y sueños
de mi alma enamorada y rota.
La vida parece
un desierto
lleno de viento de olvido
y tormentas de ansiedad,
y caen gotas de tristeza
en el lago de la
desesperación.
Vidas milimetradas,
e intentar ser feliz así
porque la amenaza
se cierne, se alza,
y se estampa
con el sueño utópico
de que todo pasará,
y aparecerá la luz,
y una esperanza acariciará
el alma de todos,
pero es difícil tener
esperanzas
con esta lluvia continua
de tristezas.
Cuesta encontrar una ventana
abierta a la esperanza.