Tiembla la tierra, da igual ,
mientras la intensidad sea soportable
por techos, paredes, vigas
y no haya daños personales
ni en estructuras de edificios.
Y tiembla igual que tiembla
ni ánimo cuando
se me repiten estas crisis
de vértigos,
y a veces me veo incapacitada
para cosas muy simples,
y vivo empastillada
esperando que todo pase,
igual que este último terremoto
que agrietó mi estado de salud,
estas crisis de vértigos,
mareos o lo que sea.
Y tal vez lo acepto,
no poder moverme igual
y vivir empastillada,
ya llevo 4 fármacos hoy
y si todo deja de girar
y aunque no pueda moverme
porque se me reproducen vértigos,
y freno demás síntomas,
náuseas sudores y todo lo demás,
me doy por contenta por poder
concentrarme aunque sea en poder
escribir o leer algo.
Y a base de pastillas y cierto reposo,
espero recuperar tolerancia al movimiento,
aunque ciertas cosas ya no hago
vistos resultados
y las evito.
Es otra forma de cárcel
que tal vez acepto , acepto mis limitaciones
a cierta movilidad,
con la esperanza de algún día
no muy lejano recuperarme.
Pero tengo que aceptar
esta situación
y que ella no precipite mayor ansiedad
por mucho que me limite,
y ver la parte que mejoré,
aunque sea a base de pastillas
y limitación de la movilidad.
Porque lo que no quiero es
recaer en un estado de ánimo
y ansiedad reactivos
a mis limitaciones de vida,
funcionales, que sí , son importantes
pero también lo es la
tranquilidad mental, por más o menos mareo
y limitación de la vida normal que tenga.
Quiero pensar que esto pasará,
y recuperaré lo que me falta de salud,
pero por lo menos mentalmente no
me afecte tanto.
Y asumir este estado,
igual que asume uno
que llega la noche después del día
y que siempre habrá nuevos desafíos
inesperados,
y la cuestión es aceptarlos.