Ha salido el sol,
pero mi alma
está nublada.
Sonríen las flores
por este sol que lo inunda
todo en este otoño tan primaveral.
Pero mi corazón
esta triste
y vive entre las tinieblas,
de una incertidumbre
por un futuro extraño
y aséptico,
sumergido en una " anormalidad"
que me saca de quicio.
Viviremos entre cuadrículas
medidas al milímetro,
donde tomar el sol
de afuera o respirar aire puro
tal vez esté prohibido
a no ser que tengas
un jardín gigante
de tu propiedad.
No me extraña que la gente
huya al campo y vuelva a lo rural
y bloques enteros de pisos
tipo colmena cuelguen
el cartel de " se vende o se alquila".
Mientras esperamos
lo que decidan las distintas autoridades,
y lo que dicte por sentido
común la cruda realidad,
vemos como planea la miseria
buscando un lugar para aterrizar
y quedarse a vivir.
Y en mi futuro
imaginario,
el único bien preciado
será algo de alimento
y un techo que no te
desahucie la vida.
Pero aguantaremos
este paisaje
dictado
por el destino
de la evolución , y nos someteremos
con resignación
a lo que nos digan, hagan,
o nos ocurra.
Quisiera estar más optimista,
y pensar éso de que " la felicidad está
en el interior de todos
y sólamente hay que sacarla
para que le de la luz"...
o será que mi corazón
está inundado de tinieblas,
y estoy pesimista
porque no proceso bien
mis pensamientos,
y erróneamente distorsiono
la realidad.
Y en realidad, la realidad es
bonita, pero sólo miré
su perfil malo.
Me he vuelto a hundir.
No sé cómo vencer estos altibajos anímicos
y de ansiedad.
Ya no leo ni veo casi las noticias,
pero no he cerrado del todo
los ojos
a lo que veo de mi entorno más cercano.