El sol de la tarde
cómo lluvia alegre,
da color, calor,
trasparencia al aire.
Las rosas aún viven
estrañamente
protegidas por algunos cuidados.
Canta mi alma,
y florece una luna
grande y redonda
en medio de una noche negra.
Invierno tibio
dará paso a heladas,
Pero mi corazón
aún no murió.
Los gorriones sobrevuelan
Los tejados.
Una lluvia amable de emoción
tiñe mi alma de color.
Alma de color... Alma libre
ResponderEliminarSaludos
Que ese corazón siempre este latente.
ResponderEliminarUn beso, Amapola
Es el invierno, pronto llegara la primavera.
ResponderEliminarY tu poema está también lleno de encanto, de ternura, de calidez, de amor a la vida... Precioso!!!! Maravilloso!!!
ResponderEliminarTu corazón es frágil, como ocurre en toda persona muy sensible, pero tiene una fortaleza sobrenatural. Nunca morirá, querida Amapola. Ni siquiera se marchitará...
Disfruta la caricia de momentos así.
Enorme abrazo!!!!
Escribes muy bonito, Amapola.
ResponderEliminarTe percibo mejor, cuánto me alegra...
Besos 🍀
Me quito el sombre y aplaudo a ese alma de color. Que hermoso Amapola!! Me ha encantado.
ResponderEliminarBesicos muchos.
A tu corazón lo quedan muchos latidos.
ResponderEliminarBesos.
Pues aquí nieva pero puede ser invierno fuera y como en tu poema, primavera dentro. Besos
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