Cruza fronteras y nadie le pregunta el color de su piel, si siquiera cual es su dni, viaja siempre en asientos en primera clase,
y nadie le pone pegas a que entre en su casa, al contrario, es a la pobreza a quien nadie quiere ver, nadie, y sin embargo pasa se intala y a veces no se va, pero nadie la desea para sí.
Y luego están los locos, los que duermen a la intemperie en una fría noche de invierno y al final amanecen muertos en cualquier callejón, por la testarudez quizás de ver las estrellas, no lo sé, habiendo albergues, me pregunto si al menos morirán libres.
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