El botijo estaba quieto, lleno y aburrido
apoyado en el alfeizar a la sombra
de esa ventana
donde entraba en fresco.
Los habitantes se habían largado, los habitante de la gran casa
se habían largado a la romería del pueblo
para ver a la Virgen de los Desamparados,
y habían dejado allí al pobre botijo
más sólo que la una
que feliz y contento
no paraba de reír.
jajajaja...
ResponderEliminaradoro tu botijo gordito, fresco y solo
:*)
Envidia me da el botijo.
ResponderEliminarBesos.
Gracias por vuestro comentarios aquí. Un fuerte abrazo a ambos.
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