Adefesio pasó los cinco últimos años de su vida ingresado en un hospital de crónicos y ahí fue el lugar donde su cuerpo conoció la misteriosa enfermedad que le llevò a la tumba.
Nigún médico había visto antes nada igual y todos los intentos por mantener su cuerpo con vida fueron inútiles, su alma ya hacía mucho tiempo que estaba muerta pero ya eso es otra historia.
Lo peor de todo es que en su funeral nadie habló de los tiempos en los que su alma estaba viva y es que uno de los gusanos que habitaban sus famosas pústulas mientras su cuerpo aún respiraba se había ido comiendo también aquellos trocitos de su alma muerta que fué para lo único útil y bueno que su inerte alma sirvió.
Dar vida a un gusano avaricioso pero feliz de haberse alimentado de trozitos de cuerpo y alma de Adefesio.
Fin.
Estoy en la playa , huele a sal y la brisa marina me acaricia el alma y tengo ganas de hablar con el gusano feliz.
ResponderEliminarBesos.
Pobre Adefesio.
ResponderEliminarDisfruta de la playa.
Besos.
Gracias Toro.
EliminarBesos.
Buena metàfora tu cuento... pobre Adefesio
ResponderEliminarLos gusanos siempre me han dado mucho asco, pero este glotòn es casi casi simpàtico...
Me alegra saber que estàs tan a gusto junto a tu mar Azzul, Amapola,
envuelta de brisa y olas
Un beso grande mariposilla salada
Besos para ti.
Eliminar:)
Por lo menos el gusano fue feliz! No así adefesio.
ResponderEliminarQue disfrutes tu estadía playera.
Un abrazo!
Igualmente espero que tú estés bien. Un abrazo.
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