sábado, 8 de julio de 2017

estatua


Cada vez que habla
esa estatua

bajo la lluvia,
viento o el sol,

el cielo sonríe
sin decir nada,

cada vez màs callado,
cada vez màs lejano
de la ciudad
y sus habitantes.

Únicamente dos
cucarachas negras
y varias de color rojo

parecen ausentes a èl,
al monólogo
de las estatua
y la sonrisa feliz del cielo
impasible

con el devenir
de las variedades meteorológicas
que atentas cucarachas

perciben a distancia
apenas sin mirar al cielo,

apenas el estúpido aire
de la ciudad
les comunica
todos los secretos
de la vida.


Y lejos las ratas en las cloacas,
cada vez más gordas,
esperan que los humanos
sigan multiplicàndose

, en sus pensamientos
ante la cotidiana
oscuridad
siquiera esperan
que exista un cielo
distinto de las basuras
que otros desechan

siquiera se plantean
que parte de su cielo

irá a parar
a un ente tal vez desconocido
llamado mar.


2 comentarios:

  1. Pobre mar... con lo que fue y vaya basura en que lo estamos convirtiendo.

    Besos.

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  2. Me encantó. No sé si lo interpreto de la forma en que quisiste narrarlo, pero a mí me hizo toda una película en la cabeza! Cada quien con su Dios, con su cielo y sus secretos.

    Te invito a visitarme si tenés ganas. Te seguiré leyendo!!!

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