Vuelven mis pesadillas
junto con todos
los monstruos
que acarrea mi noche interior.
Y me agoto
en ese mar de olas perdidas
de desorden
sin nada bonito
que sentir
sin nada bueno
que intuir
y que separe mi
mundo del mundo
exterior
al que a veces creo
que no tengo nada
que aportar
al igual que él
o eso que yo llamo mundo
exterior
a veces tal vez y en esos momentos
no tenga nada que aportarme
nada a mi
igual que si fuésemos
dos seres irreconciliables
destinados a una divergencia
atroz
o en el mejor de los
casos a un paralelismo
cuyos centros puede
puede que no se lleguen
jamás a tocar.
STOP!!!
ResponderEliminarNada agota más que nuestra mente dando vueltas y vueltas, martirizándonos con el pasado y angustiándonos con el futuro.
No es nada fácil parar el pensamiento errante pero, al menos, nunca creas todo lo que pienses.
Un abrazo.
Somos tan vulnerables... dormidos, despiertos...
ResponderEliminarJo.
Besos.
Una pesadilla, aunque con muchas personas se me hace realidad.
ResponderEliminarEl problema es cuando eso sucede con alguien querido o amado, con una tangente.
Besos!