La montaña que nos mira
separará ríos de emociones
que caminan
hacia un mar que no se ve
pero se siente lejano,
perdido
y silencioso al otro lado
del bosque de sentimientos
que no hablan
pero están dialogando
entre sí
mientras se pone el sol
que lento
camina hacia el ocaso
indicando
la ruta que el anochecer
traerá a nuestras almas,
sedientas de estrellas
que somnolientas
siquiera han abierto los ojos
a la luna que impaciente
las mira y observa.
Una noche templada,
sin frío ni calor
donde el paisaje reposa
su pizca de calidez
en esta primavera
paralizada de fe.
Paisaje
ResponderEliminarintuitivo y emocional.
Que traiga renovada energía
aunque sea en pizcas
Me ha encantado tu poema, amapola, empiezas a mirar hacia afuera y no exclusivamente hacia adentro Besos.
ResponderEliminarMe encanto leerte. Saludos Amapola.
ResponderEliminarMuy lindos versos, ante la montaña. Por el aire limpio.
ResponderEliminarUn abrazo
Me han dado ganas de montaña y paz.
ResponderEliminarQue mágicos versos compartes amiga, son un soplo de ternura e inspiración
ResponderEliminarUn abrazo fuerte.
Preciosos versos que nos dejan un mensaje de esperanza en ese paisaje que reposa su pizca de calidez y la sed de estrellas que nos devolverán la paralizada fe.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo Amapola.
Ánimo.
Amapola, desde la montaña se puede divisar muchas cosas y tú las has divisado positivamente. El mundo se irá abriendo y hasta las estrellas nos llenaran de fe. todo deberá volver a como era antes.
ResponderEliminarBonito poema esperanzador.
Besos