Él le juró amor eterno, por eso se buscó una novia nueva, pálida y sólamente con huesos.
Se veían en el cementerio, después de las 12 pm, y ella le regaló su mejor diente, el que todavía no estaba cariado, él lo guardó como un tesoro, en medio del hueco de su órbita vacía en su ojo izquierdo, y así sellaron su amor.
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