En la vida de toda persona existe un lado oscuro cuando no le da la luz del sol. Únicamente es que hay que abrir mucho los ojos para verlo bien. Bienvenidos a este blog.
martes, 20 de marzo de 2018
despegue
Me tengo que ir,
pero únicamente hay un sitio
que me resulta acogedor.
Y no necesitaré
dinero , ni afectos,
ni amor,
un sitio tranquilo,
Un sitio para descansar.
No sé como lo haré.
Hecho de menos un lugar así,
donde no necesite nada.
Ni se me exija nada,
sólo ser un alma feliz.
Y sólo veo un camino
para llegar a él.
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Espero que elijas el campo, ve a él. Muchos dicen amarlo pero casi nadie lo frecuenta. No se necesita nada. Sólo pasear y mirar. El silencio que en él se siente ayuda mucho y algunas veces nos puede ayudar a reconocer lo más esencial. La serenidad es una de las aves más asustadizas que existe pero, a veces, en el campo y a solas es fácil vislumbrarla.
ResponderEliminarÁnimo y afecto.
Me ha roto todas y cada una de tus palabras... Simplemente decirte que como dice Soros espero que sea el campo :)
ResponderEliminarUn besito.
Tiene razón SOROS, mucha!
ResponderEliminarSal al aire libre AMAPOLA, sal aunque no te apetezca, no te encierres en ti, ahí dentro todo parece peor de lo que es en realidad y nada es tan terrible si esperas al día siguiente .. en la mañana la luz del nuevo día, respirar aire puro, neutralizar esos pensamientos negativos que te hacen su prisionera es posible ... sal al campo, al mar, a la montaña.. si quiera al parque!
Un besito cielo y ánimo!
Un beso enorme en el Día de la Poesía, querida Poeta.
ResponderEliminar:)
Tienes que ir a tu corazón y olvidar tu cabeza.
ResponderEliminarBesos.
Bueno, yo no sabía ponerle palabras, pero lo ha hecho Toro.
ResponderEliminarEso es, sí.
Un abrazo.
Hay muchos caminos para llegar a un lugar así, todos están dentro de ti, y son posibles...
ResponderEliminarMuchos besos.
Sal al campo. Abrazo un árbol. Respira. Lentamente. Y busca dentro de ti. Abrazo. Muy grande.
ResponderEliminarAbraza un árbol. Abraza un árbol. Cierra los ojos. Quédate así un ratito. Luego, camina, camina... y escucha el silencio hasta que te devuelva el sonido de ti y de tus pasos.
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