Ella preparó una olla gigante, previamente había descuartizado a Cecilio, y bien salpimentado, habia ido echando cachitos junto a los otros ingredientes del guiso.
Cecilio era el gallo más viejo del corral, se le habían ido muriendo a Marisa todas las gallinas una por una de un extraña enfermedad, y ya sólo quedaba Cecilio, que despuás de todo no quedó afectado, pero toda la familia de Marisa estaba sufriendo en sus carnes la hambruna, no había demasiados recursos disponibles..., salvo el cuerpo yacente de Cecilio para un pobre caldito...
Ahí estabas todas su plumas, y nada la olla ya estba hirviendo, mientras la simpática familia de Marisa sonreía de felicidad, porque el guiso empezaba a oler bien...
Pobre Cecilio reducido a caldito ...
ResponderEliminarcaldo de gallito viejito
triste suerte la suya
no haber dado con una familia vegetariana
Un beso Amapolita Azzul
(cuento terrorìfco el tuyo
merece una segunda parte)
buenas noches :)
Lleno de faltas ortograficas¡¡¡
ResponderEliminarUf¡¡¡
Un beso. ya editaré , que no corrijo nada...
Gracias por venir, Chusa , abrazos.
:)
Cecilio eres tú?
ResponderEliminarVaya.
Pues no, Toro, mira por dónde...
ResponderEliminarCecilio es todo lo malo que uno quiere matar para transformar la vida en belleza, si la familia estaba mal, Cecilio, les proporcionó a todos una esperanza, eso es y era Cecilio, si tú quieres verme así...
ResponderEliminarUn beso.