En la vida de toda persona existe un lado oscuro cuando no le da la luz del sol. Únicamente es que hay que abrir mucho los ojos para verlo bien.
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viernes, 21 de noviembre de 2014
el duende verde y yo.
Salí a la calle y el duende verde estaba esperándome allí, bajo este sol de otoño, en cuando aquella nube gris y fea decidió quitarse de enmedio e irse a su casa a dormir.
Me alegra mucho, Amapola, que el viento
ResponderEliminarte dejara volar alto en el ala delta,
asì pudiste encontrar al Duendecillo Verde
que vive en tu corazòn
:*)
Sigue bebiendo y verás cuantos duendes verdes te hablan...
ResponderEliminar¿Tú no bebes nunca TORO?
ResponderEliminarA mi el duende verde me ha dicho que tú no bebes, ¿ es verdad?
Yo no bebo Toro.
ResponderEliminarSaludos.
Los campos de mi tierra se tiñen con el rojo de sus corolas. Si el duende te llamó así seguro que , además, te guiño un ojo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Tiene que ser preciosa tu tierra. Besos y gracias por tu vista, Abrazos desde Andalucía, Jaime.
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