Hermenegildo por fin dejó el negocio familiar que le iba tan mal, se lo vendió a unos chinos y se sacó un dinerillo.
Ahora es más feliz, ya no se tiene que dedicar a hacer números día y noche para que le cuadren las cuentas, come en cáritas, y se da paseos por el parque al anochecer a la luz de las estrellas.
Seguro que ya se ha salido del "valor" de la vida a vivirla directamente, besines!
ResponderEliminarSí,envidia me da. Besos.
ResponderEliminarHermeregildo?
ResponderEliminarO Hermenegildo...
Besos con n.
Me he inventado el nombre , Xavier, lo he puesto así,
ResponderEliminar:)
¿ está mal puesto?
A mi me suena bien así.
Bueno si no existe lo cambiaré.
ResponderEliminarGracias¡